Antiguo secadero de pimientos y tinadas de comienzos de 1900, sorprende en una rehabilitación resultado de los procedimientos constructivos dictados por los materiales disponibles y las técnicas tradicionales. La intención fue conseguir una imagen limpia del edificio. Se ha dotado al hotel de un aspecto vanguardista donde la transparencia y la limpieza de superficies se apropian del espacio. El auténtico lujo es el espacio y el brillo del cielo en un atardecer. Ese es el lujo que ofrece este hotel, el de las pequeñas cosas, no presuntuosas, el de los detalles y de las sorpresas.

En el interior los solados de barro cocido dialogan con muros de piedra, paramentos de yeso y forjados de madera en perfecta armonía con un diseño de interiores que alterna madera, forja, tejidos de diseño actual, confortables sofás y dos grandes chimeneas. Adornos discretos, olor a mimosas o madroños, piñas y calabazas, y velas ponen el color y el aroma. Un patio con alberca de aire zen en el interior del hotel y una amplísima finca ajardinada con piscina completan las instalaciones, todas de uso exclusivo para los alojados en el hotel.